17 de julio de 2013

Renovarse o morir

Actualizar, refrescar la página, compartir, publicar. ¿En qué estás pensando? te saluda Facebook cada mañana mientras tú le miras con un ojo legañoso y el otro aún entornado por la excesiva luz que desprende tu smartphone. Le contestas a él y a todos tus contactos de esta red social lo mal que has pasado la noche, la resaca que tienes o las ganas que te han entrado de comerte el mundo. Y, tras revisar los mensajes de Whatsapp que quedaron abandonados en la noche, sales, perezoso, de la cama. 
Coges el café y las magdalenas y te sientas frente al PC. No te has dado cuenta, pero ya has visto dos capítulos de series, 200 tuits, has descubierto 3 cuentas que te gustan, has reblogueado unas 50 fotos para Tumblr, contestado a 15 personas en Whatsapp... y el café sigue ahí, frío. 
A duras penas sientes las piernas cuando te levantas para engullir la comida. Antes de empezar, le haces una foto al plato y la publicas en Instragram con más etiquetas de las que eres capaz de memorizar. Hecho esto, te dispones a comer mientras miras al televisor con atención. Varios atentados, revuelo político, el Barça y el Madrid. No sabrías si estás solo o acompañado si no fuera por que el resto de los comensales sentados a tu alrededor también hacen ruido al hacer chocar sus cubiertos contra el plato. Cuando acabas, oyes a alguien que hace cierto comentario sobre la comida, te levantas y vuelves al ordenador. 
La tarde transcurre igual que la mañana, frente a la pantalla. Con mil pestañas abiertas e incapaz de centrar la atención en ninguna de ellas. Con la mente prácticamente en blanco. O en negro, no lo tengo claro. Sin pensar absolutamente en nada más que lo que va a suceder a aquel contenido en aquella página concreta. Actualizando para comprobar, con pesar, que no se ha publicado nada más. Cambiando de soporte para ver alguna otra cosa de manera más sencilla.
Y tras cenar de manera precipitada algún plato precocinado, vuelves corriendo a tu cuadrada luz artificial hasta que caigas rendido de sueño viendo alguna película online.

Todo esto, que para algunos es una rutina, me lleva a preguntarme: ¿de verdad esto es progreso? ¿Cómo vamos a avanzar si vamos a olvidar cómo se pone un pie tras otro para caminar? ¿De qué nos van a servir las infinitas horas que pasamos frente al ordenador o pegados al móvil? Estoy de acuerdo con el hecho de que no se puede vivir completamente desconectado de todo, pero si perdemos la conexión humana, ¿qué nos queda?

No hay comentarios:

Publicar un comentario